Imagen de la gran capital

Este libro tuvo inicialmente varios propósitos: difundir la historia de esta noble y leal ciudad, para acentuar en sus habitantes el orgullo de formar parte de ella; abocetar algunos rasgos de su emplazamiento geográfico, para estimular la preservación y recuperación del medio físico; y registrar algunos de los más sobresalientes ejemplos del acervo cultural, para testimoniar la actividad creativa de las generaciones pasadas y presentes. A esta finalidad inicial, prevista para robustecer la estimación propia y enriquecer la cultura del vasto vecindario capitalino, se suma ahora la intención de comprobar la perdurabilidad y la trascendencia de la ciudad. Las primeras noticias que se propagaron por todo el mundo en ocasión de la catástrofe, en nada exageraron respecto de la tragedia humana, pues una sola vida perdida hubiera justificado la consternación general, pero sí excedieron los límites de lo verdadero en cuanto a la extensión física de los daños. No desapareció la Ciudad de México, ni como comunidad de personas ni como conjunto de calles y edificios. Sufrió la pérdida, irreparable, de miles de seres humanos y de cientos de construcciones. En este libro aparecen las fotografías de algunos edificios de mérito que tuvieron que ser demolidos, pero también las de muchísimos otros que le han dado carácter a esta metrópoli a través de los siglos, los cuales siguen en pie, destinados a perdurar por mucho tiempo.