Una familia de tantas. Una visión del cine social en México

En los años más recientes, México es reconocido como un país de enorme tradición y riqueza cultural, integrado de lleno a la modernidad para forjar un mejor futuro de sus habitantes. Por encima de todo, aquella identidad que construimos con base en esfuerzos y con la superación de nuestros más reacios problemas, es la que nos ha dado la fortaleza en la competencia global de la nueva era, porque los mexicanos hemos aprendido a reconocernos y a afirmarnos a nosotros mismos en las diversas manifestaciones del arte y de la vida social. ¿Cómo entender, si no, las grandes obras de nuestros pintores, músicos, escritores, escultores y cineastas? ¿Cuál es el gran valor de los creadores mexicanos, sino haber sabido difundir nuestra cultura en el mundo? Así, la pantalla grande nos ha permitido ser testigos de la cotidiana lucha en el campo mexicano; de la gestación de nuestra orgullosa y trabajadora clase media; de las luchas de una juventud participativa y crítica, en busca de espacios y oportunidades, de los valores de las familias mexicanas o de los esfuerzos de un país en desarrollo, en fin, de la exitosa batalla por no dejar de ser nosotros y seguir siendo alguien con destino y futuro propios. Identidad y riqueza cultural se sintetizan en el cine de los muchos tiempos de México. Traer a la memoria la historia de nuestro cine es una manera eficaz de vernos a nosotros mismos, lo que hemos sido y lo que somos, pero, sobre todo, lo que queremos ser.