Viajeros por la América Latina colonial

Durante los siglos XVI, XVII y XVII hubo una gran cantidad de emigrados europeos que se dirigían al nuevo continente, esperando obtener en él beneficios de toda índole. Los viajes que se organizaban para ir rumbo a América Latina eran molestos y hasta peligrosos por las circunstancias que enfrentaba el viajero. Si el viaje era por mar había que aguantar las tempestades, los naufragios, los piratas, el escorbuto, las enfermedades, el hambre, la sed, las terribles condiciones de higiene. Por tierra los viajes se hacían a lomo de mula y pocas veces a caballo o en carretas, atravesando escarpados caminos. Además la turbulencia de los ríos, el clima, las enfermedades y la presencia de indios hostiles hacían padecer mil penurias al viajero. En Viajeros por la América Latina colonial, Irving Leonard hace una compilación de trece crónicas escritas por diversos autores como fray Tomás de la Torre, Roberto Tomson, Francesco Gemelli-Carrieri, Amedee Frezier, Acarete de Biscay y Alexander von Humboldt, entre otros cronistas de varias nacionalidades. Los relatos describen viajes que por sí solos fueron acontecimientos históricos como el descendimiento de Orellana por el río Amazonas, descripciones de algunas comunidades indígenas como la de los caribes, o de importantes ciudades coloniales como México y Lima, del modo en que procedían las autoridades virreinales como en la expulsión de los jesuitas en Paraguay todas en general completan un panorama histórico del modo de vivir y de viajar en la América Latina colonial.