De intelectuales, hipocresía y decadencia. El orgasmógrafo de Serna
Enrique Serna (Ciudad de México, 1959) es narrador y ensayista. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM. Antes de poder dedicarse de lleno a la literatura fue redactor publicitario, argumentista de telenovelas y biógrafo de ídolos populares. Entre sus publicaciones se encuentran las novelas El miedo a los animales (1995), El seductor de la patria (1999) y la antología de cuentos Amores de segunda mano (1991). En 2000 obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura y en 2004 el Premio de Narrativa Colima. En El orgasmógrafo se reúnen siete cuentos; historias de un mundo al revés, donde se combinan retratos de la decadencia, humor negro, críticas a los valores morales de la sociedad y estampas de la psique de sus personajes. El libro arranca con Vacaciones pagadas, donde el protagonista es un famoso cómico y presentador que por órdenes del director de su televisora toma un receso pagado. Éste decide mantenerlo fuera del aire pero ofreciéndole un salario millonario. La falta de propósito y el exceso de dinero lo van empujando lentamente hacia la decadencia personal. En Tesoro viviente, Amélie, una escritora parisina, toma un trabajo en una revista con el doble propósito de resolver sus problemas económicos y de huir de la rutina. Su labor consiste en visitar Tekendogo, un pequeño país africano, para escribir una monografía sobre su literatura. Pronto descubre que hay un turbio secreto alrededor de las letras y la cultura del país. El matadito es la historia de Guillermo, un “godínez” serio y reservado que el día de su cumpleaños, desanimado porque todos a su alrededor olvidaron felicitarlo, emprende una solitaria juerga. En El orgasmógrafo, que da título a esta antología, una dictadura futura ha impuesto cuotas de orgasmos. En esta distopia, el sexo es promovido e incentivado. Laura es una virgen rebelde, un símbolo de la resistencia: una joven que interviene su orgasmógrafo y se niega al sexo porque sueña con una conexión espiritual más allá del deseo carnal. Sin embargo, se ve enfrentada a la contradicción y al dilema cuando conoce a Francisco y cae perdidamente enamorada. La fuga de Tadeo narra la historia de Tadeo Roffiel, un intelectual “adelantado a su tiempo”, un alma incomprendida que dedica su vida entera a las letras, hasta el día que desaparece en circunstancias misteriosas. En La Palma de Oro, Felipe, un director de cine de arte desempleado, se ve obligado a posponer su sueño de crear una gran película, y muy a su pesar, comienza a dirigir telenovelas. En la televisora se encuentra con una exalumna suya, Antonia, que se ha convertido en la actriz estelar de la cadena; con quien se embarcará en una tortuosa relación. Para cerrar con broche de oro, Tía Nela plasma la complicada relación entre Nela, una mujer mayor, católica y ultraconservadora, y su sobrina Fuensanta, una mujer trans. La vida de Fuensanta es retratada a través de la mirada de Nela, que no escatima en los juicios (y prejuicios) mientras la narra. En varios de estos relatos, Serna hace una aguda crítica a la vanidad y soberbia del mundo intelectual y la academia. Las inseguridades de sus protagonistas toman forma de pedantería y egocentrismo; se autoperciben como grandes artistas incomprendidos con el mundo en su contra, pues éste tiene la culpa de que no puedan lograr sus objetivos. Si las personas a su alrededor no aprecian y entienden su arte, pues peor para ellas. De igual manera, plasma su caída a los más profundos rincones de la decadencia y la corrupción, pues, inmersos en esferas de poder, en el mundo de la cultura, de la farándula y las televisoras, se traicionan a sí mismos y se venden. Se convierten en seres despreciables, machistas, desconsiderados; todo con tal de acceder a una pequeña parte del poder que ostentan sus jefes, magnates que los usan para cumplir sus fines y legitimarse. También, retrata y critica la moral pura, la de blanco y negro, con la que se juzga el erotismo, así como el aprovechamiento que hacen las élites de esta situación. De tal manera que no es el acto en sí lo que escandaliza; pues en este mundo al revés, la sociedad defiende de forma hipócrita y puritana –igual que como lo hace con el recato y la decencia–, el libertinaje sexual. Y para los poderosos lo de menos es el sexo: mientras pueda explotarlos, el Estado va a tratar de controlar los cuerpos para usarlos de la manera que sea. Con todo, el encanto de Serna no reside –al menos no por completo– en la aguda crítica ni en la extraordinaria estampa de la decadencia que nos pinta. El toque final lo tienen esos sutiles giros argumentales al final de cada cuento, que te dejan perplejo por su aspereza; así como la familiaridad y sencillez con la que narra, como si los personajes fueran tus amigos y te estuvieran contando todo como una ácida anécdota.
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Regina Garnica
(Autor)Historiadora de formación, descubriendo las posibilidades del mundo virtual. De naturaleza curiosa y observadora. Investigadora profesional de trivialidades, catadora exhaustiva de series, coleccionista de juguetes y fotógrafa amateur de bichitos en mis tiempos libres. Creo firmemente que la Historia necesita llegar a todos, y que las herramientas digitales nos ayudarán a tejer redes de conocimiento y entendimiento.
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